Revista
El cielo artificial
Por Juan Villoro
La ciudad de México crece con el veloz desconcierto de las epidemias y las invasiones. Lo primero que llama la atención al viajero es la dificultad de orientarse entre sus calles. "Es el único lugar donde he tenido miedo de perderme para siempre", afirmó el escritor triestino Claudio Magris. Nuestras calles repiten los nombres de los héroes como si así pulieran su gloria. Quien consulte la Guía Roji encontrará 179 calles Zapata, 215 Juárez, 269 Hidalgo, lo cual basta para construir veinte metrópolis suficientemente patriotas. Al abordar un taxi, el conductor evade la responsabilidad de orientarse en el laberinto: "usted me dice por donde", le pide al pasajero. Nada más natural que los profesionales del volante ignoren un territorio que excede a la experiencia humana. El primer asombro de la ciudad más grande del mundo es que se vuelve perdidiza. El problema no es entrar a la casa sino hallar las recámaras. Los límites de la ciudad ya quedan tan lejos que resulta inexacto hablar de las afueras. Hemos perdido la noción de periferia y el aeropuerto, que alguna vez ocupó la punta oriente de la capital, se ha vuelto ruidosamente céntrico.
Villoro, Juan. "El cielo artificial." MEXartes-berlín.de Septiembre-diciembre 2002
la competencia es presentada por la intrutora Liliana Bohórques nos da a conocer las formas de comunicación ante los diferentes clientes y el entorno que nos rodea la comunicacion se demuestra fisica moral y verbalmente
lunes, 9 de agosto de 2010
Transcribir documentos
El periquillo sarmiento
“Deseo que en esta lectura aprendáis a desechar errores muchos errores que notareis admitidos por mí y por otros, y que prevenidos con mis lecciones, no os expongáis a sufrir los malos tratamientos que yo he sufrido por mi culpa; satisfechos de que mejor es aprovechar el desengaño en las cabezas ajenas que en la propia.”
“-Pues si a usted le parece –me dijo la señora –que puede ser útil esta obrita, publíquela y haga con ella lo que quiera. Satisfechos mis deseos con esta licencia, traté de darla a la luz sin perder tiempo. ¡Ojalá el éxito corresponda a las laudables intenciones del autor!”
jose joaquin fernández de lizardi
“Deseo que en esta lectura aprendáis a desechar errores muchos errores que notareis admitidos por mí y por otros, y que prevenidos con mis lecciones, no os expongáis a sufrir los malos tratamientos que yo he sufrido por mi culpa; satisfechos de que mejor es aprovechar el desengaño en las cabezas ajenas que en la propia.”
“-Pues si a usted le parece –me dijo la señora –que puede ser útil esta obrita, publíquela y haga con ella lo que quiera. Satisfechos mis deseos con esta licencia, traté de darla a la luz sin perder tiempo. ¡Ojalá el éxito corresponda a las laudables intenciones del autor!”
jose joaquin fernández de lizardi
Suscribirse a:
Entradas (Atom)